miércoles, 8 de marzo de 2017

Sueño

Ayer en mi sueño me mordió un perro (la mano)
Debajo de la piel que me cortaron sus dientes
pude ver mi carne

Era transparente
como la sábila cuando le quitas la piel,
como un cristal...

No me dolió. Me quedé hipnotizada, mirando a través de ella...
Agotamiento
agotamiento
saber que tras ese árbol puede estar cualquier sombra, la de un pájaro, la de un columpio recién vaciado, cualquier cosa
que puede saltar la cosa que me trague

´15
A veces un trago fresco de lluvia me descubre el mundo como un desierto y se me despierta esta sed.

Sueño

Vi mi correo y desde una dirección que no era la suya, L me había escrito una carta titulada "las señales de la primavera", en que me contaba cómo el viento corre entre las hojitas y semillas del naranjo y se lleva lo innecesario para que el árbol florezca.

`14
nada más amado

lo imposible
el camino sellado con siete fuegos
carbonizado el atrás, el afuera el ayer del que me expulsé yo misma. el más allá, ahora

yo misma, lo que yo misma me hice a mí solita

y dónde me dejé
pobre almita consolándose sola
pobre brasa apagándose sola después de boicotear el incendio

Buscando las palabras, pidiéndoles perdón
las únicas que me ayudan a ver
a descifrar
a recordar
y tanto las traiciono, una y otra vez,
y vuelvo a ellas siempre, siempre, sin ellas mis amigas, mis amantes qué haría yo
perder toda noción de nombres, quedar a la deriva entre vacíos
entre olvidos que a la vez mi cuerpo adolorido anhela

qué haría, qué haría yo sin ellas
ese sonido de motor no significaría nada
mis dedos sobre un teclado no tendrían sentido
quizá hasta aspirar y expirar no serían un acto automático

El tiempo detenido no tendría ninguna fuerza de inercia, ningún porque sí
podría perfectamente detenerme
y sangrar solamente sola
sangrar solísima
hasta no más
que dejar
todo lo
que
quise
atrás

Pero algo pasa que no, que hay que seguir
no echar la piel al fuego
seguir buscando, seguir en automático
paradójicamente respirando de lo muerto
esperando que lo vivo sea más que una imagen,
asumiendo que se sabe
asumiendo que algo viene a mí
sin victimizarme
calladita, así poco a poco levantándome
escuchando como quisiera ser escuchada
dando el amor en la mirada que yo misma no sé recibir
siguiendo adelante, tal vez ciega, tal vez egoísta, pero adelante
un ratito no más,
hasta que la arena deje en paz mi cuerpo
hasta agarrar nuevamente el hilo
y seguir
sé que allá afuera está la vida,
pero no lo veo
me
voy
(dic `14)
Tristeza, mucha tristeza. Tristeza en el corazón de la tierra que camino, tristeza en el camino, tristeza en mi corazón. Y ahora también rabia. Y lo mejor de todo esto es que también me lo he buscado.

Cruzando un puente que se está desatando sobre el abismo. Si llego al otro lado, muero, pero no quiero matarme antes de llegar. Así es. Me odio y me interno en el fuego, qué me importa lo que vaya a quedar.

Tanto, tanto desprecio guardo esta noche que mañana quizá despierte espantada.

Odio, odio, odio… odio que me falten palabras. Odio haber adorado tanto las palabras, más que a la vida, luego haber peleado con las palabras, creyendo que entraba en la vida; odio luego haber querido volver porque sin palabras, sin saber cómo nombrar la vida, resulta que ésta se escurre, sólida, por encima de mis manos y lo que quiero es retorcerla.

Sal, agua de mis ojos. Exprime a mi pobre, sucio corazón.

miércoles, 29 de junio de 2016

Las imágenes de tu sombra moviéndose entre las del bosque me persiguen, me quieren abrazar y yo en este sueño me tengo que escapar. Corro y corro como si corriera de mi propio corazón. No me puedo ocultar ni debajo de las hojas caídas del pino porque allí abajo, respirando suave creo que ya te he perdido y no.

Dulce, dulce, dulce. Deformador de nubes, lunático lisérgico, corazón animal.